Si te has propuesto ponerte en forma y perder algunos kilos, es probable que sepas que el cardio es el ejercicio por antonomasia para quemar calorías. Sin embargo, a la hora de calzarte las zapatillas de deporte quizá te preguntes si es mejor correr o andar. ¿Tienes que correr varios kilómetros o un paseo a paso rápido es suficiente para perder peso?
Caminar, un ejercicio “todoterreno”
Andar es uno de los ejercicios más populares en todo el mundo: es sencillo, accesible y eficaz para mantenerse en forma. No necesitas aprender técnicas complicadas ni corres el riesgo de lesionarte por ejecutar mal un movimiento. Además, se ha constatado que contrarresta los efectos de los genes que favorecen el aumento de peso, según la Universidad de Harvard.
Caminar también es muy beneficioso para la salud. Protege las articulaciones, en especial las de las rodillas y las caderas, contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y regula la presión arterial, por lo que reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, preserva las funciones cognitivas e incluso mantiene a raya la depresión y la ansiedad.
No obstante, si quieres perder peso de manera más rápida, es mejor correr. Una buena carrera pondrá a tu metabolismo en “modo turbo”, aunque no es un ejercicio adecuado para todos.
¿Qué es mejor para perder grasa: andar o correr?
Correr demanda más fuerza, energía y potencia, lo que hará que tu corazón y pulmones trabajen más. Al mismo tiempo, tus músculos necesitarán más “combustible”. Una vez consumido el glucógeno almacenado, el cuerpo comenzará a movilizar las reservas de grasa como fuente de energía.
Ese proceso, combinado con un mayor reclutamiento de las fibras musculares rápidas, mejora la capacidad de tu organismo para oxidar grasas a largo plazo. Por tanto, cuanto más intensa sea la carrera, más grasa quemarás, un efecto que puede mantenerse incluso después del entrenamiento.
Como norma general, se estima que correr quema alrededor de un 30% más de calorías que caminar, aunque depende de factores como el peso corporal y la intensidad del ejercicio. De hecho, en los últimos tiempos se ha puesto de moda el power walking, que consiste en andar a paso rápido manteniendo un buen ritmo durante todo el trayecto.
Paso a paso: ¿cómo encontrar el equilibrio perfecto?
Andar es una alternativa perfecta para las personas a quienes no les gusta correr, no están en buena forma física o tienen algún problema que les impida realizar ejercicios de alto impacto ya que no podemos olvidar que la carrera es una actividad mucho más exigente con los tejidos conjuntivos. La frecuencia ideal es de tres a cuatro veces por semana, durante sesiones de 40 o 45 minutos.
En este sentido, una investigación realizada en Taiwán reveló que tanto correr durante 5 minutos como andar unos 15 minutos prolonga la esperanza de vida. Ambos ejercicios son saludables, pero para obtener los mismos beneficios, tendrás que caminar más. Correr de forma habitual por 25 minutos reduce en un 35% el riesgo de mortalidad, que sería el equivalente a una caminata de 105 minutos.
Por tanto, si sufres sobrepeso o no tienes una buena condición física, lo más importante es que comiences a moverte. Puedes iniciar andando a paso ligero, de manera que puedas hablar, pero no cantar. A medida que pasen los días, puedes incluir un trote suave e ir intensificando el ritmo o aumentando la distancia recorrida.
En general, correr demanda un esfuerzo mayor que caminar, por lo que es una buena opción si no tienes mucho tiempo y quieres tener resultados más rápido. En cambio, caminar es un ejercicio más accesible que también te permitirá perder peso y cuidar tu salud, aunque requerirá un poco más de tiempo y dedicación. Al final, la elección entre correr o andar dependerá de tus posibilidades, tiempo disponible y preferencias, aunque en ambos casos lo esencial es la constancia.